"It must be me, I'm in my head".the national


lunes, 25 de abril de 2011

miércoles, 16 de marzo de 2011

De luz, piedra y luna

Gracias a Dënver, banda chilena que el año pasado sacaron Gramática, Música y Gimnasia, disco que ha salido en las listas de lo mejor del año pasado de todos lados, ahora me precio más de ser de este lado del planeta.


Pero antes que por ellos fue por Javiera Mena:



Todavía lo recuerdo bien. Bueno, ocurrió el año pasado. Luego de encontrar un sitio fresco en uno de los pisos de la facultad,  le di, con muchísimo miedo, play a Luz de piedra de luna. No porque fuera de ella. De ella no sabía nada (ahora sé que es una cantautora aclamadísima aquí y en otros lados, pero quizás no tantos como debería). Temía porque era chilena. O, en otras palabras: latina. Le temía a esa palabra y todo lo que significa para mí (subrayo para mí... literalmente) en la música.

Así pues, un día de noviembre, los fantasmas de Ricky Martin, Shakira y otras sombras de la música pop latina estaban parados allí delante mío. Moviendo las caderas y diciéndome todo tipo de cosas de las maneras más triviales posibles. Pero, antes de que se dibujaran personajes mucho más abominables (creí ver crecer la figura de un puertoriqueño...), apreté el botón.

La canción duró casi 5 minutos y, cual rayo blanco en la película del mago de la cicatriz, los fantasmas desaparecieron (aunque creo que lo hicieron antes, cuando fruncí el ceño y comprobé quién cantaba). Unos segundos después, frente a mí, apareció una puerta (acabo de ver las dos primeras temporadas de Being Human la semana pasada, sí). La crucé sin dudarlo.

Más de 5 meses después, no solo es Javiera ni Dënver, sino los argentinos de Banda de Turistas, los mexicanos Carla Morrison y los Piyama Party, el nosédedóndeperodeaméricacentral Alex Ferreira,  y los también chilenos Pedropiedra, Odisea, Gepe, Mil Jinetes (y un largo y realmente envidiable etcétera). Tal vez la pega es que todavía no escucho algo peruano, supongo que algún otro día me enfrentaré a ese tipo de fantasmas.

Una última cosa. A Soda Stereo no le he dado ni le daré nunca bola (simplemente a veces ocurre así). Los Rodríguez más allá de los argentinos no son de aquí. A Charly y sus variantes las escuché después. Pero sí me acuerdo cuando hace casi 12 años, mi hermano y yo nos quedamos por casualidad con un CD de Los Prisioneros de una tía. Luego de escucharlo, sabíamos que había algo allí. Nos memorizamos muchas canciones y las cantamos antes de irnos a dormir por una buena temporada. Nunca renegamos de eso. Qué bueno.

viernes, 18 de febrero de 2011

Richi

En algún lado leí que a alguien le gustaría ser como Ricardo Vicente. Decía más o menos así: "Yo quiero ser como Richi. Le invitan a participar en un disco y deja la mejor canción". De esto ya cuatro años.

Ricardo Vicente, "Richi", formó parte de la agrupación final de La Costa Brava. No había estado en ningún otro disco de la banda, pero el costabravismo era fuerte en él. En ese entonces, el 2007, todavía no me animaba  a escuchar el proyecto de Francisco Fernández en solitario, Francisco Nixon, donde Richi también participaba, y La Costa Brava era mi única referencia de su trabajo. 

Pero me bastaba. En Velocidad de crucero había Richi por partida doble. Te cambio por un mundo donde no valga la pena, que me rueda una película en blanco y negro en la cabeza, tiene la mejor línea del disco con ese "quiero decir / seguimos siendo novios hoy / quiero decir / que tú estás loco y no lo sabes". Sin embargo, mi canción favorita era Amor bajo cero:


Esta canción que narra un hipotético capítulo en la vida del hombre de hielo (genial cameo de la Mole incluido), comienza como una bonita canción de amor (tú no me conoces pero siempre me sentaba a tu lado / y te soplaba levemente la nuca en la cola del paro), termina *SPOILER* de una manera bastante trágica (y ahora estoy sentado en tu cama / no respiras / mi traje está bajo tu almohada / estás tan helada te pido perdón).

Pero en ese disco también había una tercera (o algo así como una tercera). Era la última del disco, El hombre que perdió los papeles, que canta Sergio Algora, pero que escribieron ambos. Cuando supe esto, me emocioné tanto como cuando compré un libro de Poe traducido por Cortázar o cuando Spacey salió en Se7en.  

Con la muerte de Sergio Algora, La Costa Brava terminó. Como explicó Francisco Fernández en su día: "LCB era un grupo de amigos, y sin Sergio ya no tenía mucho sentido" (no recuerdo la frase exacta). Así pues, tras superarlo yo también, empecé a escuchar a Francisco Nixon. Comenzaba así, mi segunda temporada escuchando lo de Richi a modo de precuela.


Así como Fran recuerda haber sentido el apoyo de Sergio cuando empezaba a escribir en español, Richi sentía lo mismo por parte del ex Australian Blonde. No fue raro, entonces, que en el 2006 saliera Nadia, el primer disco de Francisco Nixon, con Richi firmando su primera canción:



"Es para ti / que sabes amar / a los que no miran de frente. / Ya sé que estás / ante las dudas / que es como estar / ante las dudas". No se puede decir más sobre esta canción. Gracias Richi por Banderas Rojas.

De vuelta al presente o algo así, en el 2009, y de la mano del segundo disco de Francisco Nixon, El perro es mío, vendrían tres canciones más. La primera en aparecer, Museo Británico, es la canción del chico pobre que tiene a la chica rica, pero que está seguro de no tenerla todavía (puedes decir que eres la hija del juez / pero no que vas conmigo a diario). Aunque, dirigida a lo  Richi: "aparte hoy / puedo invitarte a comer / y a bailar... que son las fiestas del barrio". Sin risas enlatadas.

Esta canción, además, tiene una anécdota en sí misma. En su primera línea, "prueba a correr / cuando yo no esté más / por el campo sobre un caballo zampo". Caballos zampos, según el universo de Ricardo Vicente, son los unicornios. Yo creo que, conociendo esto, la lectura de la canción cae sola. Aquí nos reímos todos, pero Richi se ríe más.


La segunda, Nôtre Dame, es la canción de un músico que dejó la banda. Un relato bastante triste (ceno con los chicos los jueves / y dicen que siempre tuve algo especial, amargo (veo más que nunca la tele / y lloro en los concursos que regalan fama), melancólico (echo de menos las giras / volver el domingo y quererte hasta mañana), que nos deja una esperanza (me vuelvo a casa a empezar / a hacer canciones sobre un jorobado y las campanas de Nôtre Dame), pero que no es mucha (a ver cómo quedan / si no te dan pena).


"Doy / tanto miedo porque emito radioactividad. / Es / invisible como el aire pero duele más". Reactor # 4 es otra canción de Richi donde el drama está presente. Esta vez no es el superhéroe traicionado ni un hombre sin concierto, sino la de una víctima de la radiación que sabe que no podrá volver jamás a la persona que ama. Con un comienzo envidiable (dicen que ha estallado el reactor / el número 4 ha volado / y ahora es otro sol), la canción termina con la despedida más bonita de todas:  "y vuelve con tu madre / sal los jueves / y baila con los chicos / ...y nunca pienses en mí".


1, 2, 3. No pasó mucho para oír más. Richi, que suele postear las demos y las letras de sus canciones en su blog, posteaba a finales de 2008 la letra de Banderas Rojas: final feliz. A modo de epílogo alternativo, y a partir de una bonita base instrumental, Richi nos cuenta, que aquí todo ha salido bien, que "no hay banderas rojas, juegas con las olas..." 
Esta canción aparecía en el 2010 en Goria y la belleza sureña. Un EP de 6 canciones (tres de Fran y tres de Richi), correctamente firmado como Francisco Nixon y Ricardo Vicente.


De las otras dos de Richi, A cielo Raso es genial desde la demo, donde sonaba muy a Calamaro. Y no me refiero solo a la forma de cantarla (que la original conserva en la justa medida), sino a la letra. Ese "que soy tan grande como tú / como / un gran estadio / los dos  sentandos / comiendo helados". Eso no parece muy Richi, que pareciera tenernos más acostumbrados a: "estoy vestido igual que ayer / por si acaso / extrañas algo", una de las líneas que más me gusta de toda su carrera.


Dice Richi: "como un día hiciera Fran dedicando para Sergio "Falsos mitos (sobre la piel)", yo quería con Fran hacer lo mismo. Esa canción fue San Fernando: su primer single.

"A ver cómo lo digo..." San Fernando sabe a clásico, y tal vez por eso es de la que más me cuesta hablar. Con una letra cimentada en una única base rítmica que solo rompe por la mitad con el que tal vez es el único solo de su carrera( "mi problema con los solos es que no sé qué hacer cuando terminan, si mirar al cielo o pedir un whisky con un hielo"), Ricardo Vicente nos canta la que quizás sea su canción más personal: la historia de su amistad con Francisco Fernández, a través de las imágenes de la carretera.


Así, con composiciones frescas, Ricardo Vicente ha ido labrando un cúmulo de canciones que se notan mimadas por el autor, que eso se siente desde la primera escucha.
Y hasta aquí cuenta la historia hasta ahora. Mientras tanto, yo sigo esperando ese disco en solitario de Richi. Porque aunque sé que la tierra no va a cambiar ese día, yo sé quién sí. ¿No te parece?

martes, 25 de enero de 2011

The recovery position

En el que tal vez es su mejor disco, The Hawaiian Open Mic Night Magic,  los Wave Pictures encadenan 11 temazos seguidos. De todos ellos, rescato mi preferido: Sleepy Eye.



Siendo una de las pocas canciones en las que canta el baterista de la banda, Jonny 'Hudersfield' Helms, Sleepy Eye puede que sea la "anti-canción de amor" más hermosa de todas. O puede que no. Y da igual. Pero con versos como el siguiente, poco importa el resultado:
           The Wave Pictures - Sleepy Eye
"And when i fell, I landed in the recovery position"
("Y cuando caí, aterricé listo para recibir ayuda")
(Pueden encontrar la letra aquí, dénle al título para oír y bajar la canción, como en todas las entradas anteriores).

Dentro de los primeros auxilios, the recovery position es la primera postura en la que se coloca a un sujeto inconciente para evitar su sofocación, antes de proceder a la ayuda misma. Tiene muchas variantes, una de ellas es la siguiente:

En la traducción, yo he querido rescatar la metáfora de la predisposición del protagonista a la recuperación tras la ruptura, con la frase "aterricé listo para recibir ayuda"... (*silencio*) .... Sin embargo, lo más importante es dejar en claro el tipo de música, y sobre todo las geniales letras, que practican
The 
Pictures (esta también la canta Helms, que al final viene a ser algo así como un Richi, si es que al final me entero que fue el mismo Helms quién las escribió. Ya explicaré lo de Richi)

Pueden encontrar casi toda la discografía de los Pictures aquí.

domingo, 23 de enero de 2011

Bienvenida la velocidad

Si la entrada de ayer fue producto de la espera (!), la de hoy es por pura necesidad:
"Me enamoré de ti en tiempo record"
Alex Ferreira - Bienvenida la velocidad I
La dice al final de la canción, con la voz apagándose de vergüenza, que es como se dicen estas cosas.

Bienvenida la velocidad I es una canción del disco Un domingo cualquiera, lo cual es jodidamente genial porque hoy es domingo.

Denle una oportunidad a
Ferreira, parece un buen tipo:



Por el minuto 1:10 Xoel López (ex Deluxe) empieza a recordar las ciudades de América que ha visitado a lo largo de su "viaje espiritual" (?). Bueno, se le olvida Santo Domingo. En el 1:18 se escucha el grito de Alex Ferreira recordándole su ciudad natal.

¡Tiene que ser un buen tipo!

sábado, 22 de enero de 2011

Desparalizador # 2

Al fin lo logré. Tras más de dos semanas de la primera, puedo empezar a escribir la segunda entrada de este blog. El problema era elegir la canción; y la decisión, finalmente, fue puramente contextual.


"Tomorrow keeps coming today"


Estoy esperando. Esperando si me llaman de un trabajo al que postulé, las notas de la universidad, la respuesta a un correo que envié (y la del mensaje por celular que le precedió). En fin, estoy y sigo esperando. 

Ayer también estaba esperando. Y mientras esperaba me bajé el último disco de British Sea Power, Valhalla Dancehall.  La cita con la que empezaría este blog estaba allí, esperándome en la canción Luna.
 
No tengo ningún problema con la espera de esas cosas (el mensaje, el correo, etc.), son solo ejemplos de la espera en general. Todas esas cosas que no llegan todavía y ya van haciendo peso. Mi "estrés existencial", como lo calificó mi médico.  

Pero el problema de la espera (o bueno, el real) es mayor. Con la espera sucede lo mismo que con el proceso de respirar. No sé si a todos nos ha pasado, pero si nos damos cuenta que respiramos es una molestia. Por un momento nos ayudamos a respirar. Tomamos aire, calculamos más o menos cual debe ser el tiempo normal de contenerlo, y luego lo botamos. Y así hasta que se nos olvida y seguimos respirando sin saberlo.

Pareciera que siempre estamos esperando algo y, la mayor parte del tiempo, no sepamos que lo hacemos. Esperar a ser adulto o esperar simplemente a que amanezca, se hace parte de nuestra vida.

Al final soy yo. Mi problema es que no soy como Miguelito (en la imagen: uno de los geniales personajes de Quino), que se sentaba a esperar tranquilamente. Y lo mejor es que esperaba sin saber qué cosa estaba esperando. Lo sabría cuando llegara.

El año pasado vi The girl who leapt through time, una película animada dirigida por Mamoru Hosoda (que luego nos regaló la joya Summer Wars). Hay una escena de la película que es toda una declaración de intenciones:


Véanla. Y denle una oportunidad a
British
Sea
Power.  

miércoles, 5 de enero de 2011

Nueva teoría de Budapest

En su inmejorable libro, El mal de Montano, Vila-Matas tiene un conjunto de notas agrupadas bajo un subtítulo: teoría de budapest. Sin embargo, en esas notas ni se tejía una teoría ni aparecía la ciudad de Budapest.

Nueva teoría de Budapest. Ese iba ser, en un inicio, el título de este blog. Con la misma idea que su original: nada de teorías ni de Budapest.

Lo que sí comparte este blog con gran parte de la obra del susodicho escritor español, son las citas. Aquí voy a citar. Citar hasta el hartazgo. Por lo tanto, no pretendo hacer otro blog de crítica músical. Espera...

Voy a citar, sí, pero citar extractos de canciones y señalar el motivo. Casi siempre subjetivo e intrascendente. Pero es así como aquí se entiende la música. No pretendo analizar nada, sino homenajear y romper una lanza por toda esa música que se hace allí afuera.

Así, como en Bartleby y compañía (otro libro genial de V-M), lo que aquí se busca lograr es un compendio de notas a pie de página de una obra mayor, inmensa... e inexistente.

Tal vez esto resulte totalmente diferente. Puede que al final acabe hablando sobre Budapest. Quién sabe. Aunque no creo que resulte tan diferente como mis impresiones en la lectura de El mal de Montano. Porque cuando creía saber de qué iba, resultaba que todavía no sabía nada. 

¿De qué va? Meta-literatura, supongo, o algo por el estilo. Lo más importante es que es un libro emocionante. Hay frases que te siguen para siempre:
"Déjame solo. Porque quiero saber si cuando estoy solo, no estoy"
Un viaje. ¡De lectura obligada!

Y no, la de la portada es una mujer.